30.9.10

Notas de revisión

En la clase del jueves 30 hicimos una revisión de algunos temas, líneas de discusión y cuestiones vistas a lo largo de esta primera parte del curso.
Estas son las notas usadas para ello. Aunque son solo apuntes para el trabajo oral de/en clase, quizás les sean de alguna utilidad a quienes no estuvieron.

*    *

Los textos son los objetos-eje de los estudios literarios, que pueden ser abordados desde múltiples perspectivas. En el curso privilegiamos el análisis temático de los textos. (Más sobre esto luego.) Pero además vimos al pasar otros abordajes. El más importante de ellos (y el más importante en el curso, pues, luego del temático), fue el análisis formal. Prestamos particular atención a los aspectos formales en textos como los Lieder de Schubert, Papá Goriot, Barranca abajo, el poema de Darío, “Benito Cereno”, etc.

Vimos así:
  • Distintos recursos poéticos. Para citar algunos: la ambigüedad en el poema de Keats, el uso de las relaciones sonoras en el texto de Goethe y su aprovechamiento por Schubert, la aliteración y otros procedimientos en el poema de Darío, etc.
  • Algunos elementos básicos de la dimensión formal de los textos narrativos, como el narrador y la focalización en “Benito Cereno”.
  • Algunos aspectos de la escritura dramática en Barranca abajo, y en particular lo que hace a las diferencias radicales entre la literatura dramática y los demás géneros literarios. Destacamos su condición de “guión” a ser mediado por la puesta (más bien que destinado a la lectura), y vimos algunas de las cosas que ellos supone (por ejemplo, la cuestión del espacio, que vimos concretamente en el texto de Sánchez).
  • Al ver los textos de Eliot y de Proust hablamos del trabajo con la sintaxis y su relación con la estética modernista. [Desarrollar acá la cuestión del yo modernista.]

Algo que no hicimos, salvo en casos aislados, fue dar contextualización histórica. Se dijo que eso es algo que cada uno debía estudiar, según sus necesidades e intereses. En futuros cursos, a menudo abordarán los temas (textos, autores, estéticas), en sus contextos. A modo indicativo o de ejemplo, al comienzo del curso (en la bolilla sobre Romanticismo), se proveyó un marco histórico y cultural de referencia. Luego, solo en algunos casos se llamó la atención sobre la circunstancia histórica (por ejemplo, el trasfondo de la Primera Guerra Mundial en The Waste Land), a fin de recordarles su importancia.

Además, en algunos casos particulares tuvimos un primer contacto con algunos otros abordajes, en el contexto del análisis temático de cada texto o cada poética.
En el abordaje temático, se trató de destacar algunos de los elementos conceptuales presentes en los textos, tratando de entender esos temas a la distancia y en su especificidad.
A continuación hay una lista incompleta de algunos temas que discutimos en clase.

La dificultad o imposibilidad inherente a toda reflexión sobre el pasado fue uno de los primeros temas que señalamos, y sobre el que volvimos varias veces, pues es central y fundamental en un curso como este. Se la señaló por primera vez a partir del Fausto, cuyo protagonista habla de ello a Wagner.

También hablamos de la relación entre lo ideal y lo posible en el Romanticismo: tensión o contraste (y frustración), que hace a la búsqueda de la trascendencia y a la vez a la frustración, concomitantes en el romántico. Vimos esto en varios casos: la posibilidad de expresar lo que se “sabe”, en el poema de Bécquer, la percepción del infinito, atisbado y a la vez invisible, en “L’Infinito” el de Leopardi, la superación de los límites del cuerpo y de la percepción del hombre en Fauto, el deseo de eternidad y de permanencia junto con la imposibilidad de detener el paso del tiempo en el texto de Keats. En este último, la similar tensión entre el deseo y su concreción (la condición inasible del “oscuro objeto del deseo” y la imposibilidad de una satisfacción del deseo), nos introdujo a la dimensión psicológica.
Asimismo, mencionamos cómo esa tensión -o ese abanico de tensiones- que involucra la relación entre lo ideal y lo posible corresponde a un momento en que la agencia del individuo se expande (en lo político, lo económico, etc.). (Las personas se vuelven votantes, los escritores pueden vivir de lo que hacen.)
[Estas son dos de las dimensiones fundamentales del análisis cultural: la contextual histórica y la psicológica.]

En el Neoclasicismo discutimos sobre todo dos cosas: i) La función del arte como productor de imaginario (de imágenes de lo nacional, etc.), y por lo tanto como instrumento político. Esto incluye que el arte produce configuraciones imaginales que pueden ser de larga duración y alcance. ii) La existencia de otros lenguajes estéticos que, por un lado, a menudo comparten su estética con lo literario y, por otro lado, poseen una especificidad semiótica propia. (Esto último lo vimos en ejemplos pictóricos pero también, en el Romanticismo alemán, musicales (Lieder de Schubert).

En el Realismo vimos la cuestión de la representación del mundo concreto, material, de las distintas capas sociales y en general la cuestión de lo que es dado representar y lo que no, y cómo ello es una cuestión de múltiples dimensiones (política, ética, de clase, de costumbres, etc.), que confluyen y se materializan o visualizan en el arte.
Vimos asimismo, al comparar Balzac, Blaubert, Pérez Galdós, ciertos desarrollos en la representación tratamiento de lo social, lo individual y lo psicológico. (Del realismo de “tipos” de Balzac a uno más psicológico en Flaubert y PG, este último con un mayor desarrollo de lo multidimensional.)

En Baudelaire, Rimbaud, Lautréamont, vimos la atención a espacios de lo real -y por lo tanto, de lo poético y lo estético- que antes habían sido marginados: lo orgánico, los bajos fondos, lo efímero, el paisaje urbano, etc. Vimos eso en torno a dos núcleos elegidos por su representatividad: el atractivo de la putrefacción (belleza, fugacidad, rareza, impacto, violencia, etc.), y los cambios en el sensorio que supone la experiencia de la ciudad moderna.
Las flores del mal nos instalaron pues en una estética que incorpora cosas como el mal, la violencia, la ferocidad, el salvajismo, la degradación orgánica, etc. Esto se vincula a una nueva incorporación de lo material concreto en el reino de lo estético, que es una forma de realismo (solo que con una carga simbólica distinta a la que tiene en el realismo). [Esto nos pone en la cuestión de qué significa o cómo opera una representación de algo -en clave “realista” o “simbólica”, p. ej.-]

[La cuestión del mal nos sirve para instalar la cuestión de las tradiciones alternativas y las líneas históricas otras. En vez de movimientos y estéticas, podría hacerse una historia de cosas como el mal, y se vería que Baudelaire o Lautréamont tienen que ver, tanto como con el simbolismo o el contexto histórico, con otros que antes abordaron el mal.
O sea: hay tradiciones temáticas, de sensibilidad, idiomáticas, nacionales, etc. etc.]

Al abordar Fortunata y Jacinta hablamos de la obra de arte total, la gran novela o novela total. Y mencionamos la crisis o decadencia de esa figura.

También vimos la cuestión de la obra de arte que habla sobre cómo está hecha la -o esa- obra de arte. Y en particular de la cuestión de el medio es el mensaje, que volvimos a mencionar a propósito de las vanguardias (y que podría considerarse como uno de los grandes temas del arte entre el último cuarto del siglo XIX y el primer tercio del XX).

Con Kafka volvimos a asomarnos a cuestiones como el mal y la violencia, pero ahora enfatizando más en una dimensión que ya habíamos visto en Melville: la opresión. En Kafka, el énfasis está menos en lo social y la dimensión metafísica adquiere más importancia que en Melville. La condición humana es la de no ser libre, la de ser culpable, la de no tener salida, la de ser oprimido y oprimir.
Mencionamos también la condición “agorera” de Kafka.
Hablamos asimismo de su capacidad para dar nombre y categorizar algo que ahora podemos identificar: lo kafkiano. Dijimos que esa es una de las funciones del arte: codificar terreno desconocido, categorizar lo intuido o que se ha percibido solo muy vagamente, o episódicamente. (Dijimos que las vanguardias hacen algo así, solo que mucho más mecánicamente, a nivel de procedimientos.)
¿Y Pirandello? ¿Se acuerdan qué vimos en Pirandello?
[La condición fantasmal de la representación: no tenemos personas, ni realidades, sino imágenes.]

En el modernismo hablamos de la aspiración a la perfección. Del control y de la maestría, como dos aspectos concomitantes, o vinculados. -Desarrollar.-
Una dimensión de esto es el dominio de la sintaxis y su relación con el yo: despliegue y materialización del yo y del lenguaje (y del yo en el lenguaje): la escena del lenguaje funciona como escena del yo, y viceversa. (Podría decirse así: Yo soy el lenguaje, yo soy todos, yo soy yo, yo soy todo.)

Virginia Woolf propone otra lógica: una de cierta minoridad, que puede emparentarse con Kafka.

En Woolf y en Martí vimos otra cosa: el activismo, lo político, la intención de usar la literatura como instrumetno de cambio social. Esto es viejo y podríamos haberlo visto en muchos otros textos, pero lo vimos en estos, que son “padres” de gestos de ese tipo en el siglo XX (la literatura y/en/por el cambio social). Mientras que Martí es varón cubano, Woolf es mujer inglesa: distintos recortes de la otredad y la subalternidad.

La cuestión de la otredad la habíamos visto antes en Babo (otredad cultural, otredad social radical -esclavo/amo-). Además de Melville, Woolf, Martí, la Otredad opera y se manifiesta en muchas otras dimensiones, de las cuales hemos señalado reiteradamente algunas: la idiomática (al leer textos en lengua extranjera, o bien al leer traducciones de los mismos), la histórica y la cultural (a la que nos asomamos casi constantemente, al tratar de leer texto de otros contextos desde nuestra propia situación), pero también otras, como la de clase -desde el punto de vista cultural- (la “alta cultura” y la “baja” cultura, por ejemplo), etc.

En el caso de Woolf, al abordar su texto vimos algunas de las bases de los estudios de género.
Asimismo, en las bolillas sobre Modernismo y sobre Vanguardias discutimos el lugar de América Latina en el contexto de la producción literaria occidental y la dimensión geopolítica de las prácticas culturales.

Una cuestión particular que nos compete específicamente y a la que se trató de abordar constantemente a lo largo del curso es la distancia y diferencia desde la que se trabaja al leer un texto en traducción, y la imposibilidad de referirse al texto en cuestión sino a un texto substituto, o sucedáneo.

Al abordar las vanguardias hablamos de los procedimientos novedosos y su normalización. -El arte como campo de pruebas, laboratorio de lo desconodico, tecnología de punta, etc.- Esto es algo comparable a lo de Kafka, p ej, aunque de manera más instrumental.

Finalmente, hablamos de la teoría del lenguaje. La mencionamos varias veces, pero nos concentramos en ella sobre todo a propósito de Vallejo, cuando hablamos de la teoría del lenguaje y del lugar que el lenguaje poético ocupa entre los usos del lenguaje.

Por último, en varios momentos del curso se insistió en los problemas de la periodización. Usamos varias veces el modelo de subsistemas “dominante”, “emergente” y “remanente”, y también pusimos en cuestión esta mirada. [Desarrollar un poco esto, explicando que esto es muy restrictivo y que mucho -quizá la mayoría- de lo que pasa en un momento dado escapa a esta clasificación. Poner el ejemplo de Faulkner, que es bien elocuente.]
Dejamos mucho afuera. La lista de autores y textos que “deberían” haber estado es enorme (Víctor Hugo, Poe, Ulysses, García Lorca, etc.) Pero incluso géneros enteros y tradiciones enteras. Por citar algunos ejemplos notorios y significativos:
La literatura rusa fue de las más relevantes en el siglo XIX.
La literatura fantástica la vimos de costado y no nos referimos a ella en esos términos.
La literatura social.
La cultura popular.
La tradición oral.
Todo lo que no es “Occidente”.
etc.
...

27.9.10

Cadáveres exquisitos

Durante la clase sobre los manifiestos del Futurismo y el Surrealismo los estudiantes compusieron dos cadáveres exquisitos, una de las técnicas de escritura usadas por los surrealistas.
La clase se dividió en dos grupos. Cada estudiante escribió un verso y la primera palabra del siguiente, tras lo cual pasó la hoja, doblada de tal modo que el siguiente estudiante solo se pudiera ver esa primera palabra del verso.
Aquí están los textos.


MANDÁ A MENTIR A TU HIJO
VENTANA del alma son los
ojos que saltan
y la compró en el mercado pero no la usó
porque quise disfrutar cada momento y
poder sentir los ríos
de exigirte mucho a tí mismo sin esperar
nada que una imagen o una palabra no puedan decir
imágenes
QUE VEO RETRATADAS MIENTRAS ME SUMERJO EN EL LODO ETERNO
RENACIENDO, pero no se me acerquen porque les contagio mi
enfermedad que me devora   aquello que en las calles se llama
Humanidad.



Los lentes amplían la imagen
de las noches solitarias que a menudo me rodean;
Blancas... naranjas teñidas de sangre
tiempos lejanos, tu dulce
cantar allí era bello como una noche de verano
De este modo, es interesante ver cómo piensa y siente un
grupo de desconocidos que llegaron para escuchar música
común cuaderno papiros, de rulo y tapadura, donde la tinta de lapicera bic se
derrocha todo su tiempo en la búsqueda incesante de
aquello que te dí, para romper lo, las, a todos, a él , y un beso
un beso dulce y tierno que una madre le da a
su bebé acariciaba tiernamente su mejilla enrojecida
la lluvia que rompe las rocas y funde
los prados ya no parecían los mismos que antes
El cielo azul con toda su inmensidad me intimidaba
y mi alma
El alma es difusa y confusa.
El sol apareciendo tímidamente entre la arboleda
y un pájaro o una paloma, siempre en el aire buscando aquello
sin saber

24.9.10

William Faulkner - Materiales de trabajo

En las próximas clases, luego de terminar con las vanguardias, leeremos The Sound and the Fury (El sonido y la furia, 1929), de William Faulkner.
Faulkner es uno de los narradores más importantes del siglo XX. Conocido tempranamente en el Río de la Plata gracias a las traducciones de Jorge Luis Borges, ha sido uno de los escritores que  más influyeron en el llamado "boom" de la narrativa latinoamericana de los años 60 y 70. Figuras  como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Juan Carlos Onetti, entre otros, lo invocaron como su maestro. Onetti llegó a decir, en el artículo que escribió en el semanario Marcha, a la muerte del escritor estadounidense: “Todos coinciden en que mi obra no es más que un largo, empecinado, a veces inexplicable plagio de Faulkner. Tal vez el amor se parezca a esto. Por otra parte, he comprobado que esta clasificación es cómoda y alivia” (“Réquiem por Faulkner (Padre y maestro mágico)”, Marcha, 13/6/62; ahora en Réquiem por Faulkner y otros artículos [Montevideo, Calicanto, 1975]).

Esta vez, trabajaremos con la novela entera (¡al fin!, ¿no?). Traten de conseguir el libro, pues. Hay varias ediciones disponibles en bibliotecas y librerías montevideanas. De todos modos, dejé en la fotocopiadora una versión española (la edición de Cátedra, que difícilmente sea la más recomendable, pero es la que pude obtener en tan poco tiempo). La novela es compleja y de difícil lectura, especialmente si uno no tiene experiencia en este tipo de narrativa. Les recomiendo iniciar su lectura cuanto antes, pues seguramente les requiera bastante tiempo. Les dejo aquí y en la fotocopiadora un par de textos que pueden serles útiles para ayudarlos en su lectura.

El martes 12 recibiremos en clase la visita de Noel Polk, uno de los principales especialistas en Faulkner. El profesor Polk ha publicado  numerosos trabajos sobre el escritor sureño y ha tenido a su cargo algunas de las principales ediciones de su obra. Ha trabajado también sobre otros autores y temas del sur de los Estados Unidos, como el movimiento de derechos humanos ("civil rights"), y los estereotipos sobre "el Sur".
El Sur, la zona de donde era Faulkner y que es el marco elemental de su escritura, es "otro" Estados Unidos, uno distinto al que solemos  conocer, o percibir. Piensen, por ejemplo, en el término "yanki". Entre nosotros se usa a menudo como sinónimo de "estadounidense". Sin embargo, los yankees fueron quienes ganaron la guerra civil (o Guerra de Secesión), sobre los "sureños" (los Confederados). La guerra marcó de manera radical la historia del Sur, que hasta el día de hoy es una de las partes menos desarrolladas, con más altos índices de pobreza y de desigualdad social y racial del país. Sin embargo, se suele llamar "yankis" no solo a los vencedores sino también,  e indistintamente, a sus vencidos.
Existe todo un imaginario de la derrota, de la decadencia, del fracaso,  asociado con el Sur; imaginario al que responde -muy intensamente- la obra de Faulkner. Esa es una de las cosas que parecen acercarlo a algunos de sus pares latinoamericanos, escritores de este otro Sur. La afinidad que tantos autores y lectores hispanoamericanos han sentido con el narrador sureño no ha sido, seguramente, casualidad. En un estudio que varios autores realizaron sobre la obra de García Márquez, Vargas Llosa resumió así lo que García Márquez, Fuentes, él mismo y otros sentían ante Faulkner: "Escribía en inglés, pero era uno de los nuestros."*

*. Vargas Llosa, Mario. "García Márquez de Aracataca a Macondo." En Benedetti, Mario, et al. Nueve asedios a García Márquez. Santiago de Chile, Universitaria, 1971, 126-146.



Materiales
  • Este sitio web ofrece el texto completo de la novela, junto con notas, estudios y otros materiales. (Se ingresa cliqueando en la imagen).
  • Una desventaja del sitio anterior es que no pueden descargar el texto de la novela. Les dejo pues este archivo con el texto completo. Lamentablemente, es una versión "casera", sin datos y con una disposición tipográfica a menudo molesta. Es solo por si no consiguen nada mejor...
  • Faulkner, William. El ruido y la furia. Trad. Ana Antón-Pacheco. Madrid, Cátedra, 2005.
  • Díaz Sánchez, Ma. Eugenia. Introducción. En Faulkner, op. cit., 9-55.
  • Apéndice. En Faulkner, op. cit., 339-357. Este texto no forma parte de la novela; fue agregado en ediciones tardías de la misma a fin de facilitar su lectura. Se trata de una descripción de varios personajes de la novela y la saga del linaje Compson.
  • Aquí tienen algunas fotos de "otro(s)" Estados Unidos de la época en que Faulkner escribe algunos de sus textos más importantes. La mayoría de estas imágenes fue tomada en "el Sur" durante los años 30 (período de la llamada "Gran Depresión" económica), por Dorothea Lange y otros fotógrafos documentalistas que trabajaban para organismos estatales. La última de ellas (Migrant Mother [Madre migrante]), es una de las fotografías más famosas y que más impacto ha tenido en el imaginario estadounidense.

17.9.10

Vanguardias - Materiales de trabajo

En la clase del martes 21, luego de discutir los textos de Martí y Woolf, abordaremos algunos manifiestos de vanguardias europeas: el futurismo y el surrealismo.
  • Manifiestos futuristas. Entre los numerosos grupos y movimientos literarios de principios de siglo XX que hoy suele conocerse como "las vanguardias" o "vanguardias históricas", el futurismo fue uno de los primeros y más influyentes. Se desarrolló en Italia a partir de 1909, pero tuvo una gran repercusión internacional, tanto en Europa occidental como en Sudamérica.
  • El primer Manifiesto del surrealismo. Como movimiento organizado, el surrealismo surge en París hacia mediados de los años 20, en un ambiente marcado por corrientes previas como el futurismo italiano y el dadaísmo. (El dadaísmo, o Dadá, es un movimiento desarrollado principalmente en Berlín, Zurich y París hacia mediados de la segunda década del siglo; fue probablemente la más nihilista y revulsiva de las vanguardias -insistía, por ejemplo, en la negación y el rechazo sistemático de todo, incluído el propio dadaísmo-.) El surrealismo fue quizá el movimiento de vanguardia que produjo más importantes, profundos y duraderos efectos en el arte europeo y americano de primera mitad de siglo XX. No es casual que, como ocurre con "kafkiano", el adjetivo "surrealista" sea hoy una palabra de uso relativamente corriente, para referirse a una cierta forma de 'absurdo delirante' (por llamarle de algún modo...).

En la clase del jueves 23 continuaremos discutiendo estos textos y veremos con algún detenimiento poemas de Huidobro y de Vallejo.

Vicente Huidobro
  • Huidobro, Vicente. Paysage, Paisaje [1917], Altazor [1931]. Obra poética. Ed. de Cedopmil Goic. Madrid, ALCA XX (Colección Archivos, 45), 2003, 453, 454, 715-826.
  • Schopf, Federico. "Lectura de Altazor". En Huidobro, op. cit., 1491-1506

César Vallejo
  • Vallejo, César. Trilce [1922]. Ed. de Julio Ortega. Madrid, Cátedra, 1993. Los poemas elegidos son I, II, XXIII, XXXIII, LXXV, LXXVII.
  • Otros poemas de Vallejo.
  • Ortega, Julio. Introducción. En Vallejo, op. cit., 7-39.

    9.9.10

    Modernismo - Materiales de trabajo

    Recuerden que, como dijimos en clase, en el entorno hispanoamericano llamamos "Modernismo" a un período literario que abarca aproximadamente los últimos tres lustros del siglo XIX y los primeros dos o tres del XX. Muchos consideran que es el primer movimiento literario autóctono y de gran relevancia surgido en Hispanoamérica. José Martí (cuyo ensayo "Nuestra América" veremos en la segunda clase dedicada a este tema), y Rubén Darío son dos de sus representantes más significativos.
    En otros contextos, particularmente en ámbitos anglófonos, el término "modernismo" significa algo distinto. Modernism es también una poética y un período literario determinados. Por mucho tiempo se consideró al Modernismo hispanoamericano y el Modernism británico y estadounidense como si tuvieran poca o ninguna relación. Hoy muchos de los críticos e historiadores más relevantes tienden a verlos como las variantes que en lenguas y contextos socioculturales diferentes produjeron tendencias que, en sus líneas fundamentales, resultan afines en diversos aspectos. De todos modos, lo que Martí o Darío escriben hacia fines del siglo XIX se distingue notoriamente de lo que Eliot escribe dos décadas después. A las diferencias entre dos momentos distintos (recuerden, por ejemplo, que Eliot escribe tras el trauma que produjo la Primera Guerra Mundial), se suman las que hay entre sociedades distintas, con historias distintas y tradiciones literarias también muy distintas.
    Empezaremos con Darío, Eliot y Proust.

    Rubén Darío
    • "Era un aire suave" (1893). Prosas profanas y otros poemas. Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1999 (http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12482396440132624198846/index.htm; consultado 6/9/2010).
    • Montaldo, Graciela y Osorio Tejeda, Nelson. "El Modernismo en Hispanoamérica". Puede consultarse en este sitio, donde se lo reproduce del Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina (DELAL). Tomo II. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1995, 3184-93. 
     T. S. Eliot
    • Eliot, T[homas]. S[tearns]. La tierra baldía [The Waste Land, 1922]. Trad. José Luis Palomares. Ed. de Viorica Patea. Madrid, Cátedra, 2009.
    • Patea, Viorica. Introducción. En Eliot, op. cit., 7-189.
    • La introducción y las notas de la edición de Viorica Platea para Cátedra son muy completas. Si alguien quiere extender aún más esa información, hay al menos un par de sitios en inglés que ofrecen el poema con abundantes notas, comentarios, etc., en forma de hipertexto: Exploring The Waste Land y The Waste Land.

    Marcel Proust
    • Proust, Marcel. À la recherche du temps perdu. Ed. de Jean-Yves Tadié et al. París, Gallimard (Bib. de la Pléiade), 1987, vol. 1. Leeremos el primer tomo (Du côté de chez Swann) [1913], primera parte (Combray), I.
    • Proust, Marcel. En busca del tiempo perdido. I. Del lado de Swann [1913]. Trad. Estela Canto. Buenos Aires, Losada, 2000.1 Leeremos la primera parte (Combray), I.
    • En esta página pueden leer el texto completo del primer tomo de la novela, y en este sitio los siete tomos, junto con otros materiales (la desventaja de este sitio es que el texto figura separado en fragmentos). 

    José Martí 
    • Martí, José. Nuestra América [1891]. Ed. de Hugo Achugar et al. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 2005. (El texto del ensayo ocupa las páginas 31 a 39.)
    • "Nuestra América". Este archivo contiene solo el texto del ensayo, la tapa y las referencias bibliográficas.

    Virginia Woolf
    • "A Room of One's Own" [1929]. Adelaide (Australia), University of Adelaide, 2009.
    •  "Una habitación propia". Trad. Laura Pujol. Barcelona, Seix Barral, 2008. Tomado de Internet, s/d.  
    • Algunos pasajes trabajados en clase, con las notas que preparé para la misma. Es el tipo de material que uso para las clases, pero esta vez me pareció que podía ser útil compartirlo con ustedes, dado que varios se mostraron particularmente interesados en algunos de los aspectos que abordamos, y también porque incluye el estribillo de la balada escocesa.

      6.9.10

      "Benito Cereno" - Comentario final


      Ante todo, los felicito por el trabajo realizado. El grupo en general parece haber tomado la actividad muy seriamente, con el rigor y el profesionalismo que, por cierto, corresponde a una tarea universitaria, pero que a esta altura temprana de la carrera no necesariamente es previsible como primera reacción. Además, ha habido numerosas observaciones interesantes. En general, creo que la variedad y el nivel de la discusión han sido más que auspiciosos. A fin de aligerar este blog, he movido todas las entradas y comentarios a un blog independiente: Actividad sobre "Benito Cereno".
      A partir de la respuesta a uno de tantos aportes estimulantes que ustedes han enviado en estos días, esta entrada les propone reflexionar sobre otras cosas, que tienen que ver con Melville pero también, y creo que esto es más importante, con nuestro propio presente. Melville escribe, sobre todo, para sus contemporáneos y sus coterráneos; su objetivo es ayudar(los) a pensar y a sentir algunas de las grandes cuestiones de su tiempo y lugar. Pero, como ya dije en otro sitio del blog, si una obra literaria sigue vigente como obra literaria hoy, es porque ella puede ayudar(nos) a pensar y a sentir algunas de las grandes cuestiones de nuestro tiempo y nuestro lugar. Esta entrada apunta a eso.

      “Considering the lawlessness and loneliness of the spot, and the sort of stories, at that day, associated with those seas [...]”
      (Tomando en cuenta que era un sitio sin ley y que no había nadie, y el tipo de historias que, en ese entonces, uno asociaba con esos lugares [...])

       *    *    *

      Inés Acosta hace observaciones interesantes que refieren sobre todo a la cuestión del narrador (Tema de discusión 5). Sin embargo, importa destacar una cuestión (que se vincula, aunque solo indirectamente, a sus comentarios), pues es uno de los temas que la crítica considera más relevantes y valiosos en el texto de Melville.

      [Este comentario ha sido editado y se han omitido algunas partes.]
      Dice Inés:
      Es interesante la forma de relato que tiene esta historia. Cómo señaló el profesor y al releer el texto, se nota que el narrador (que se supone que conoce lo que sucedió realmente en el San Dominic), nos engaña a nosotros lectores, al igual que la tripulación engaña al capitán Delano. [...]
      El profesor plantea por qué debemos asumir que luego de que fuimos puestos ante una representación, el narrador comienza a brindarnos toda la información. Y se pregunta “¿Qué nos indica que, ahora si, ya no estamos ante una representación encubierta, sino ante ‘la realidad’?”. Creo que en ese sentido Melville apela al recurso de contar a través del “documento” y el narrador en este momento se lava las manos, por decirlo de alguna manera, aludiendo a lo que dicen las declaraciones de los implicados en la historia y no ya algo dicho por él. Cuando comienzan a contarse los hechos tal cual sucedieron, se hace a través de documentos oficiales con la declaración de don Benito que el narrador supuestamente transcribe. Este recurso yo lo interpreto justamente como un aviso del narrador que nos dice “ya no es la historia que yo les venía contando, ahora es lo que realmente estaba sucediendo, (al menos desde la percepción de Benito Cereno, y que se recogió en este documento)”. De hecho, antes de transcribir [el documento], el narrador nos advierte que lo que vamos a leer es la versión de don Benito, la percepción que él tiene de lo sucedido (que fue cuestionada por el tribunal, el cual desconfió de la veracidad de algunos de los hechos narrados por Cereno, ya que decían que nunca podrían haber sucedido, pero que fueron confirmados por los marineros después).
      El documento, puesto en medio del relato, representa para mí ese aviso de que estamos ante “la realidad” (subjetiva claro ya que es la vivida por don Benito), y ya no ante la representación que nos hace el narrador de la historia.

      Comentario de E. I.:
      Inés señala que la parte presentada como transcripción de un documento equivale a “contar los hechos tal cual sucedieron”. En un texto donde el engaño -y la desconfianza- ocupan un lugar tan importante, podemos preguntarnos si esta es una transcripción y si, de serlo, es fidedigna. El propio Delano, repentinamente devenido narrador, se adelanta a excusarse de las posibles inconsistencias que los lectores puedan encontrar, atribuyéndolas a que se trata de una traducción (del español, idioma que, a esta altura del relato ya lo sabemos, no domina perfectamente). Que no sospeche el que no quiera...
      Pero más allá de estas incertidumbres, hay otras más profundas. ¿Una declaración legal “cuenta los hechos tal cual sucedieron”? ¿Acaso los procesos judiciales no suelen fundarse, precisamente, en la existencia de versiones contrarias sobre "los hechos"? Y si salteamos esta dimensión y vamos a los resultados (al dictamen): si un tribunal decreta cuáles fueron los hechos, ¿debemos asumir que eso es lo que ocurrió? ¿Los tribunales nunca se equivocan, o fallan injustamente?
      Toda sociedad organiza diversas dimensiones de verdad y mecanismos de verdad. En la nuestra, existe lo que podríamos la dimensión jurídica de la verdad, cuyos mecanismos son los tribunales. Un tribunal (un juez, p. ej.), es el mecanismo que nuestra sociedad se da a si misma para establecer qué pasó. Ahora bien, para empezar, ese tribunal no es infalible, por supuesto. Pero además, y lo que es tal vez más importante, solo aborda la dimensión jurídica de los hechos: no dictamina sobre la dimensión moral, filosófica u otras de esos hechos. Aplica la ley -un código jurídico, ese si basado en principios morales, filosóficos, etc.-.
      Y sin embargo, hay dimensiones que nuestra sociedad considera por encima de la dimensión jurídica. Por eso hay mecanismos que pueden operar por encima de la decisión del tribunal (en algunos países existe, por ejemplo, la figura del perdón presidencial: al líder máximo de la sociedad puede perdonar a alguien que ha sido condenado jurídicamente)-. El relato de Melville parece plantear un problema que corresponde, precisamente, a un orden superior al de lo jurídico; un orden más próximo a lo que hoy solemos llamar “derechos humanos” -cierta dimensión de la verdad y de la justicia que está por encima (o si prefieren, en la base de) toda otra dimensión, incluida la jurídica-. Así, por ejemplo, una ley que acepte la esclavitud, aunque sea jurídicamente válida en una sociedad, podrá ser considerada inaceptable en esa otra dimensión, la "humana". En el caso de Melville, una de las cosas en que él parece estar pensando es cómo resolver la difícil relación entre los estados que han abolido la esclavitud y los que no lo han hecho. Piensen lo que pasaba en Estados Unidos cuando un esclavo se escapaba y llegaba a un estado donde la esclavitud era ilegal: ¿se volvía libre? ¿o había que devolverlo a quien, en otro estado, era su proprietario legal? Se trataba de un mismo país, después de todo... El fugitivo era, a los efectos legales de un estado, un delincuente, y la policía tenía la obligación de capturarlo. A veces las autoridades del estado al que había escapado no lo apresaban, pero su "dueño" lo perseguía y capturaba. ¿Sobre qué bases evitar que lo hiciera, si no estaba cometiendo ningún delito? En 1851, pobladores locales que habían dado acogida a esclavos fugitivos en Christiana, Pennsylvania, repelieron a tiros al propietario legal de los esclavos y sus hombres, que habían ido a capturarlos, matando al propietario e hiriendo a varios otros, en lo que se conoció como la asonada de Christiana.
      El problema de fondo, para la sociedad en la que Melville escribe, es qué significan -cómo funcionan, qué sentido tienen- cosas como “verdad” o “justicia” en un sistema esclavista. Y en su forma más de fondo, tal cuestión es válida no solo para la sociedad de Melville sino, trasladada a nuestro tiempo, para nuestra propia sociedad. Para ver esto, sin embargo, es preciso antes entender qué puede estar planteando Melville sobre los criterios de “verdad” y de “justicia” de su propia sociedad.
      Inés observa, muy adecuadamente, que lo que tenemos en las deposiciones es “la versión de don Benito Cereno”. Y luego, las versiones de otras personas. ¿Qué versiones deberíamos tener, también, a fin de hacernos una idea de lo que pasó, y NO tenemos?
      Las deposiciones legales, ¿nos acercan a “LOS” hechos, o por el contrario parecen confirmar UNA versión de los mismos, pero por la vía de excluir -se diría que cuidadosamente- otras voces y, por lo tanto, otras versiones?
      En otras palabras, hay dos cuestiones que debemos plantearnos ante este “documento”:
      1. ¿Qué nos deja ver dicho documento, y (quizá más importante), qué no nos permite ver? Obviamente, hay algo (ciertas voces, certas versiones de lo sucedido), que el documento no nos da y que es fundamental para que nosotros, lectores, emitamos juicio sobre lo que pasó.
      2. ¿Hay alguna forma, en el texto, de acceder a aquello que el documento nos oculta? ¿Cuál? -Y si no la hay, ¿qué significa esa ausencia? ¿Qué significa que no accedamos a esas voces y versiones? Esas son, creo algunas de las grandes preguntas que plantea “Benito Cereno”. ¿Alguien puede responder a ellas o comentar esta dimensión del relato?
      Dicho de otro modo: ¿Qué piensa Babo? ¿Qué siente? ¿Cuáles son los motivos, las justificaciones, los atenuantes, que podría dar? -No lo sabemos. No lo sabremos nunca. Él no habla. No es que no lo dejen hablar, es más bien que asume que su palabra, en ese contexto, no vale la pena ser dicha. El esclavo no es sujeto, sino objeto. No es sujeto de verdad (su palabra no tiene el mismo valor de verdad que la que tiene un hombre libre), ni sujeto de justicia (sus derechos no pertenecen a la misma dimensión que los de un hombre libre: se parecen más a los de un objeto, o un animal, o mejor dicho, algo más que eso, pero sin llegar a ser propiamente los de una persona -esos derechos no son “humanos”, en el sentido que le solemos darle hoy a la expresión-). ¿Qué sentido tendría, pues, para Babo, defenderse, explicarse? Él ha sido condenado a vivir  en otra dimensión, la de los objetos. Y esa es una dimensión que los “amos” no pueden siquiera intuir; porque, ¿quién puede imaginarse lo que es ser un objeto? Por eso, tiene sentido que Babo no pronuncie una palabra más, desde el momento en que es aprehendido.
      Los jueces juzgan a Babo como si fuera aquello que la sociedad no le permite ser: un sujeto. En realidad, vemos que Babo es un sujeto. El problema es, ¿cómo puede actuar un ser humano, si decide actuar como tal (como un sujeto), en una sociedad que lo reduce al lugar de cosa, de objeto, de 'humano pero no del todo', o 'casi humano pero no del todo'? Para Cereno, Delano y casi todos los lectores contemporáneos de Melville, Babo era algo así como un ‘sádico’. ¿Acaso no asesina indiscriminadamente? ¿No coloca el esqueleto de Aranda en la proa del barco, como trofeo? (Es más: debemos suponer que antes procedió a quitarle la piel, los órganos y los tejidos, pues es obvio que en tan poco tiempo el cadáver no puede haberse reducido a esqueleto por la acción natural de la putrefacción; es un modelo perfecto para esos típicos "psicópatas" de las películas, como Hannibal Lecter.) 
      ¿Cómo alguien puede ser tan salvaje, tan sádico? ¿Está loco? ¿Es un psicópata? -Y, ¿qué hay que hacer con un criminal como este, a todas luces irrecuperable?
      ¿Acaso no hemos escuchado nosotros estas mismas preguntas, aquí y ahora? ¿Y acaso no refieren ellas, a menudo, a aquellos que en nuestra sociedad ocupan el lugar más próximo a aquel que en la de Delano y Cereno ocupaba Babo? ¿No tenemos nuestros propios Babos? ¿Qué hacemos con ellos? ¿Los oímos más que Delano o Cereno oyen a Babo? ¿Los tratamos mejor? ¿Qué tanto?
      Pongámoslo de otro modo. Suele pasar, cuando leemos el texto de Melville, que la mayoría de nosotros, uruguayos de 2010, sin proponérneslo ni darnos cuenta, por un tiempo identifiquemos nuestra mirada con la de Delano, incurramos en sus mismos prejuicios y cometamos sus mismos errores. Entonces cabe preguntarse: Si individualmente asumimos (salvando las distancias), una actitud comparable a la de Delano, ¿no será que en conjunto, como sociedad, nuestra visión y nuestra actitud tiene (salvando las distancias), algo en común con la sociedad de Delano? Podemos hacernos, pues, las mismas preguntas que hicimos antes sobre Babo, pero pensando ahora en nuestro propio entorno.
      ¿Qué es Babo? ¿Quién es? No lo sabemos. Nunca lo sabremos. “Nosotros”, los hombres libres, no podemos saberlo, porque para saberlo hay que haber sido esclavo. Babo es una persona cuya subjetividad nos es ajena y que no acepta abrirse ante nosotros, pues sabe -o asume- que no hay espacio donde podamos entendernos. Sabe -o asume- que la única forma de comunicarse con nosotros donde puede tener alguna posibilidad, el único intercambio en el que puede ganar algo (en vez de solamente perder, perderlo todo), es la violencia. Dominar(nos) -y si para ello es necesario, matar(nos)-, es lo único que Babo puede hacer con nosotros.
      ¿Quiénes son nuestros Babos? ¿Cómo se comportan nuestros excluidos -esos que desde su nacimiento y por su nacimiento están, en una proyección del 90 %, digamos, condenados a la exclusión extrema? ¿Se adaptan a “la” sociedad (a nuestra sociedad)? ¿Se guían por “las” leyes (nuestras leyes)? ¿O, por el contrario, asumen el lugar ‘que les tocó’ -que les tocó por haber nacido en determinado entorno, como a Babo le tocó por haber nacido con determinado color de piel-? ¿Reaccionan como Babo? ¿O como un esclavo sumiso? Sabiendo que, por más que se esfuercen, difícilmente salgan del lugar ‘que les tocó’, y que a aquellos a quienes les tocó un lugar mejor no parece importarles mucho, o mejor dicho, ni siquieran saben quién es él, ¿deciden, pese a todo, “adaptarse” a las reglas, obviamente injustas pero que casi nadie propone cambiar? ¿O, por el contrario, intentan, cuando toda otra esperanza está perdida, clavarle el cuchillo a Cereno?
      ¿Qué mueve a Babo a matar a Aranda, destripar su cadáver y colgar su esqueleto en la proa del barco? ¿Qué mueve a alguien a herir o incuso matar a otro “por 100 pesos”? ¿Y qué hacer con Babo? ¿Matarlo y exhibir su cabeza en la plaza pública? (¿Entre nosotros no se dice: “a esos asesinos hay que matarlos”?) ¿O bien, en un gesto de humanidad (como el que podría tener Delano), hay que enviarlo de vuelta a África en un barco de carga? (“A los menores irrecuperables hay que meterlos presos y que no salgan más”, también se dice.)
      El conocer (o no conocer) al otro es parte del conocernos (o no conocernos) a nosotros mismos. ¿Qué es Babo? ¿Quién es Babo? Si no hay respuestas para esas preguntas, tal vez las haya para otras. Por ejemplo: ¿Qué hace que existan Babos en nuestra propia sociedad? ¿Los padres, que siendo “negros” -o “pobres”- procrean hijos? ¿La culpa es de los padres de Babo? ¿O es de Babo, que no supo “adaptarse” (que no aceptó “adaptarse”, porque no aceptó ‘el lugar que le tocó’)? -¿Y nosotros? ¿Qué somos nosotros? ¿Espectadores? ¿Qué papel nos toca en este relato? Si, llegado el caso, quedamos a merced de Babo y nos pone el cuchillo en la garganta, entonces somos víctimas. Y el resto del tiempo, ¿qué somos?
      --  Melville parece preguntarse, y preguntarnos, cuál es el origen de la miseria humana. -Son muchos, parece responder. Si, muchos. Y también (podemos quizá agregar), son siempre los mismos. Lo que importa, parece decirnos Melville, es cómo nos vemos y cómo vemos al otro. Y qué hacemos, a partir de allí, ante el otro. Es con esas cuestiones en mente que les propongo, ahora sí, despedirnos del San Dominick.

      4.9.10

      Teatro - Materiales de trabajo

      En la clase del jueves 9 discutiremos textos dramáticos de Sánchez y Strindberg. Deben consultar estos (muy básicos) elementos de análisis de los textos dramáticos.


      Florencio Sánchez
      • Sánchez, Florencio. Barranca abajo (1905). Ed. crítica de Rita Gnutzmann. Madrid, Cátedra, 2005.
      • Gnutzmann, Rita. Introducción. En Sánchez, op. cit., 9-?.
      • Vidal, Daniel. Pasajes de "Sánchez institucional", cap. VII de su libro Un Sánchez libertario (Montevideo, Biblioteca Nacional, en proceso de publicación). El prof. Vidal nos cedió gentilmente el manuscrito del capítulo para su uso en el curso.
       August Strindberg
      • Strindberg, August. La señorita Julia. Teatro escogido. Trad. Francisco J. Uriz. Madrid, Alianza, 1982, 87-152.
      • Uriz, Francisco J. Prólogo. En Strindberg, op. cit., 9-24.
      • La prof. Louise von Bergen, de nuestra Facultad, ha realizado una importante investigación sobre la presencia de los dos grandes dramaturgos escandinavos, el noruego Henrik Ibsen y el sueco August Strindberg, en el teatro uruguayo. Aquí tienen un pasaje particularmente útil de Ibsen y Strindberg en Montevideo. Teatro en contexto (Montevideo, Facultad de Humanidades y Cs. de la Educación, 2008), el libro que resultó de dicha investigación.

      3.9.10

      Narrativa de Pérez Galdós, Kafka y Pirandello - Materiales

      En la clase del próximo martes veremos el comienzo de la novela Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós y textos de Kafka y Pirandello. El material de Pérez Galdós se encuentra en una entrada anterior.

      Franz Kafka

      Luigi Pirandello   [ATENCIÓN: Ante la imposibilidad de acceder a una versión española del cuento "Una giornata" ("Un día", o "Una jornada"), en clase trabajaremos, en su lugar, con "Effetti d'un sogno interrotto" ("Efectos de un sueño interrumpido"), y "Soffio" ("El soplo").]
      • Pirandello, Luigi. "Effetti d'un sogno interrotto" [1936]. Novelle. Ed. crítica de Lucio Lugnani. Turín, Einaudi, 1994, 445-451.
      • Pirandello, Luigi. "Soffio" [1936]. Op. cit., 410-423.
      • Pirandello, Luigi. "Un sueño interrumpido" y "El soplo". Trad. María Silva. Montevideo, Club del Libro, 1977, 9-17 y 44-63. Este material estará disponible en la fotocopiadora el lunes de tarde.
      • Pirandello, Luigi. "Una giornata" [1935]. Novelle, op. cit., 424-430.
      • Lumperini, Romano. [Pasajes de la] Introducción. Trad. Ma. de las Nieves Muñiz. En Pirandello, Luigi. Seis peronajes en busca de un autor. Cada cual a su manera, Esta noche se improvisa. Madrid, Cátedra,1992, 7-75.